21.2.15

"Arterofília"

Venga, a escribir...
Pues estaba leyendo un artículo sesudo sobre la importancia de la docencia del arte y sus errores; mira, dejo el link para quién esté interesado y para leer algo bien escrito de verdad, no las chuflas que tecleo yo...
Bueno, como decía, si habéis sobrevivido a la ponencia de este señor, esto es más de la broma, como podréis leer, mi pretensión no es otra que aprender a expresarme y mejorar, pero siendo "artista" no puedo dejar pasar este enfoque. Antes teníamos en el cine a los veteranos de la guerra del Vietnam con su estrés post-traumático y ahora a profesores de instituto que lidian con morlacos de 14 años carentes de principios (sin generalizar) y aunque este paréntesis no es necesario, lo incluyo para que quede constancia de mi blanca intención cómica. Los imagino en reuniones con otros profesores en una sala oscura llena de ceniceros atiborrados de cáncer, bajo una luz parpadeante fluorescente, sujetando a duras penas tazas de café con sus tintineantes cucharillas, el horror, tu no sabes lo que es el horror... El horror no tiene forma, es una sombra de granos amasados entre peinados con gomina y sonidos de notificaciones de "wasap" y miradas perdidas en bocas entreabiertas abotargadas y alimentadas de información de una sociedad que prohíbe aburrirse si no es con una app para aburrirse, ¿Qué ha pasado para que de una generación a otra hayan hecho bueno a Bart Simpson?
Y yo que sé, este pensamiento es la lógica del tiempo dividida por la nostalgia y multiplicada por un trabajo en el que los que te rodean tienen la misma edad año tras año mientras el profesor envejece.
Todos hemos sido alumnos, pero no todos son luego profesores, quizás, el factor padres sin tiempo y el factor social, multiplicado por las nulas expectativas de ser feliz den como resultado eso, una imagen reflejada de jóvenes borregos.
Pero yo estoy convencido de que no, habrá de todo, de forma distinta, pero lo que es innegable es que lo que ha cambiado no se entiende y ahora los problemas son otros y se abordan de formas distintas.
Más allá de estadísticas, de fracaso escolar y de otras cosas, el arte en la sociedad tiene un calado pobre, con lo que la gran mayoría lo consume en su tiempo de ocio, por eso se destruye mientras la clase media desaparece entre ventas de segunda mano de portátiles y esquís. Hay tanta distancia entre el arte y el mercado del arte como lo hay entre una persona que no llega a fin de mes y un libro de "Taschen" y el caso es que el diseño y el audiovisual nos rodea y nos engatusa a diario, pero ni se valora, ni se reconoce, nadie se fija en los bonitos degradados del botón de una web y de como cambia cuando se hace clic en él, pero algo esta por cambiar, pues lo niños ya nacen con la percepción digital de serie, y eso nos llevará a otras cosas que los mayores han perdido. (¿Soy mayor?)
Señores, mi intelecto no llega a las cimas de las teorías pedagógicas, ni de como debe de ser la educación artística. Nos imaginamos a los griegos con sus matemáticas, filosofía y arquitectura como seres cultos; Yo imagino a dos helenos caminando por el acrópolis diciendo: oye que guapo ha quedado el templo ¿no? y el otro sin dejar de mirar el culo a los esclavos y a las cariátides, asentir diciendo: ¡Pse!, muy típica y con demasiados colores; y sentirse muy pagados de vivir en una sociedad tan culta, y, como la de ahora, donde la crítica es poco constructiva y en la que es más fácil opinar de todo que aprender a hacer cosas que te estimulan, aunque sea mal. Pero oye, es mi postura, (y me ahorro el psicólogo) como de egipcio cargado con una mochila-souvenir de kheops y un caballete con pinturas para pintar el ataúd del faraón, esperando que no me sacrifiquen antes de que se sequen los colores. Pues mi sitio esta delante de otros para enseñarles lo que estoy aprendiendo a hacer...
Chao! (y a los que les molesta esta manera de despedirse, que los manden al Vietnam, o de prácticas en un instituto de barrio chungo)