19.10.17

La Caza del Octubre Rojo

Siempre metafórico este título de la película de McTiernan, me sirve para describir la realidad en la que vivimos. De histeria a hispania podría haberse titulado también, pues todo ha sido barnizado por la repulsiva actualidad al servicio del sensacionalismo.

Se forjó una fecha, y en vez de dialogar, los políticos, más preocupados en los votos que en las personas, se cobijaron en los símbolos. Una pelea de nacionalismos y de fuerzas del estado que dejó una barbaridad de heridos que no se lo merecían, en un referéndum a medio hacer que se sumergió en una extraña niebla de opiniones y barcos llenos de antidisturbios decorados por personajes de los Looney Toons.

Pero sobre todo ha sido la primera noticia internacional importante del país en el siglo XXI que hemos leído desde las redes sociales, desde el extranjero y desde muchos sitios alternativos, porque las empresas propietarias de los canales de televisión nacionales (la pública en cabeza) han ejercido un bombardeo desactivador ante esta noticia de una forma vergonzante, o bien programando cualquier otra cosa, dedicándole un especial al más estilo chiringuito de jugones o bien creando un universo alternativo donde ellos dicen que vivimos.

Así que nos hemos vertido en un espeso caldo verde de odio y rabia que ha sacado a todos lo peor de nosotros, convirtiéndonos en intolerantes desinformados que caminan por calles llenas de lava que no podemos pisar. Banderitas, Piolines, antidisturbios, montajes fotográficos, señoras con la cabeza abierta, competición de manifestaciones, Felipe VI, Piqué, Ferreras, el NODO Full HD de TVE, el boicot a los productos catalanes, leyes nunca usadas, periodistas carroñeros, éxodo de empresas del IBEX 35 fuera de Cataluña, burgueses usando al pueblo para sus fines económicos, radicales exaltados que creen que el fin de todos los problemas está en un cambio externo, el triste retorno de los fascistas... Y esto no ha acabado.

Se ha creado una caótica película de Berlanga donde el pueblo se ha dedica a poner el sentido del humor con chistes y memes para relajar el ambiente y seguir viviendo. Así somos y así seguiremos siendo, hasta que no seamos una sociedad más reflexiva, más crítica, más culta y más tolerante, porque si algo nos ha dejado claro el tema catalán es que somos un pueblo manipulable, débil mentalmente y prejuicioso con una absoluta falta de perspectiva y memoria, por la insostenible  situación social y precaria en la que vivimos muchos, y a eso habrá que añadirle la fractura social generacional.

Somos muy buenos haciendo memes, y tomándonos las cosas a guasa, pero cuando el chiste lo hacen con algo en lo que creemos, ya no nos gusta tanto. Bienvenidos a la era de los ofendiditos.